Fisiología Vestibular
La equilibración: un fenómeno inconsciente en condiciones normales
En circunstancias habituales, la equilibración es inconsciente, pero cuando las estimulaciones son demasiado fuertes y, en general, cuando los centros consideran que las informaciones son incoherentes, aparece una señal de error en el nivel cortical, se produce una toma de conciencia del equilibrio, lo que por lo general se traduce en sensaciones desagradables.
Estas circunstancias pueden tener distintos orígenes:
- lesión de un órgano sensorial periférico;
- contradicción entre la información visual y la vestibular;
- información previamente desconocida;
- fallo de integración en el nivel de los centros.
El vestíbulo en el seno del sistema del equilibrio
El aparato vestibular participa permanentemente en las reacciones de adaptación, tanto si son estáticas como cinéticas. Estimulado por la aceleración provocada por los desplazamientos de la cabeza, permite la estabilización de la mirada en todo momento.
El equilibrio constituye un proceso fisiológico resultante de la intervención de varios elementos: los líquidos (perilinfa y endolinfa), los mecanorreceptores (la mácula del utrículo y del sáculo y la cresta ampular de los conductos semicirculares), cada uno de los cuales contiene células receptoras (células ciliadas) y un emisor (neurotransmisor de las células ciliadas).
Fisiología de los mecanorreceptores
Los conductos semicirculares: acelerómetros de rotación
Cada uno de los conductos semicirculares (horizontal, vertical anterior y vertical posterior), orientados en los tres planos espaciales, está dotado de una estructura receptora, la cresta ampular, que contiene las células sensoriales coronadas por una membrana diáfana, la cúpula.
Los movimientos del líquido endolinfático, causados por las aceleraciones angulares, producen una desviación de la cúpula y una deformación de los cilios de las células sensoriales, que producen su estimulación e impulsos nerviosos. En función del plano en el que se efectúe la rotación de la cabeza, se verán implicados uno o varios pares de conductos.
Las crestas de los conductos verticales posteriores (1) se inclinarán durante los movimientos de inclinación lateral de la cabeza, mientras que los movimientos de rotación de la cabeza en el plano horizontal (movimientos de arriba a abajo y movimientos de delante a atrás) estimularán las crestas de los conductos anteriores (2 - 3).
Durante los movimientos de flexión/extensión, solo se desplazarán las crestas de los conductos superiores.
- Las máculas: acelerómetros lineales
La mácula del utrículo y del sáculo está formada por las células receptoras cuyos cilios están coronados por la membrana otolítica.
Las aceleraciones lineales de la cabeza provocan un desplazamiento tangencial de la membrana otolítica de las máculas respecto al epitelio sensorial (4). Los cilios que se desvían de este modo estimulan las células sensoriales y desencadenan un impulso nervioso que compensa las modificaciones de dirección de la gravedad.
Funcionamiento global y esquemático
El razonamiento siguiente es simplista, pero tiene la ventaja de ofrecer referencias útiles para imaginar fácilmente el funcionamiento complejo del órgano del equilibrio.
Si solamente se considera únicamente el laberinto, está provisto de cuatro vías principales de conexión:
- al cerebro;
- al ojo;
- al sistema músculo-tendinoso;
- al sistema neurovegetativo;
De este modo, podemos definir las vías principales: vestíbulo-corticales, vestíbulo-oculares, vestíbulo-espinales y vestíbulo-vegetativas.
Si el laberinto sufre una patología, envía información falsa a estos cuatro sistemas, lo que ocasiona los síndromes que se encuentran en la consulta:
- la información cortical explica el VÉRTIGO;
- la información espinal es responsable de la DESVIACIÓN DEL CUERPO, que, en ocasiones, llega a causar caídas;
- la información ocular original el NISTAGMO;
- por último, la información reticular ocasiona los signos vegetativos, VÓMITOS, NÁUSEAS, etc.
Cada una de estas vías se ve más o menos afectada y se comprende fácilmente que existe una infinidad de trastornos del equilibrio asociados a los distintos grados de los cuatro síndromes. De un extremo al otro, se puede resumir desde un solo nistagmo "inconsciente" hasta el gran síndrome vertigionoso de un enfermo postrado en la cama y con vómitos.